Muchas personas creen que la humildad es un signo de debilidad y ser soberbio, por el contrario, un signo de persona fuerte.
Ser humilde es un signo de fortaleza, te hace ser paciente y tolerante con los demás.
Como ya sabemos nuestra meta es conseguir la felicidad, mantenerla con nosotros y no dejarla escapar, por eso la humildad nos puede ayudar ya que es una evolución espiritual. Al ser humilde valoras más a los demás porque te valoras también más a ti. La palabra perdón no te cuesta pronunciarla. Sabes apreciar lo que tienes y te es facil compartirlo con los demás.
Ayer hablábamos de que para mejorar necesitamos ponernos metas. Hoy podemos aplicar lo escrito ayer para intentar mejorar en cómo ser más humilde, ponernos metas de mejora y adquirir todo lo positivo que trae ser humildes.
29 de marzo de 2012, 10:01
llevas razón. Es lo que les inculco a mis hijos, todavía pequeños (13 y 7 años). Les digo que en función de lo que ellos ofrezcan a sus familiares, amigos, recibirán de ellos. La soberbia, junto con la envidia creo que son los peores pecados capitales. Un saludo y hasta pronto.
7 de abril de 2012, 11:54
Los niños son el futuro y deberían aprender cosas buenas ya desde pequeños para que puedan nadar correctamente en el mar furioso que les va a tocar vivir.