Si me duele la cabeza y me das una aspirina seguramente me quitará el dolor pero nunca sabré qué me provocó el dolor.
Siempre atacamos al síntoma sin atacar a la causa que lo provocó.
¿Por qué te hartas de chocolate hasta que te duele el estómago?
¿Por qué te fumas casi dos paquetes de tabaco al día?
¿Por qué te peleas cada día con alguien?
Cada pregunta de las de arriba tiene una respuesta y además una o varias soluciones.
¿Por qué te hartas de chocolate hasta que te duele el estómago?
A esta pregunta podemos darle varias soluciones:
no comas tanto,
no lo compres y así no lo comerás, etc.
El problema de esto es que tú seguirás con las mismas ganas, tendrás el "mono" y saldrás a buscarlo, te dirás a ti mismo que no tienes fuerza de voluntad...
Estamos tratando de liberarnos de un síntoma pero no de la causa que provoca el que tengas ese "mono" de chocolate. Tu cuerpo necesita ese síntoma porque si no, no lo tendrías. El truco está en renunciar a la necesidad y no al síntoma. Cuando la necesidad haya desaparecido nunca más vendrá a ti las ganas de comer tanto chocolate.
La solución está en liberarte de lo antiguo y crear un modelo mental renovado.
Si piensas un poco podrás encontrar qué provoca esas ganas de comer chocolate.
¿Puede ser la crítica a ti mismo?
¿Te ves indigno?
¿Te estás castigando?
Piensa por un momento si te estás castigando a ti o quizás estés castigando a otra persona?
Puede ser que estés castigando al niño que llevas dentro.
¿Te castigaban mucho de pequeño?
Lo más importante ahora es la cura. Procura mimar a ese niño que llevas dentro. Dale cariño.
Empieza a amarte a ti y a darte cariño, y la necesidad de atiborrarse de chocolate desaparecerá.
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