A veces miro hacia atrás y me veo a mi mismo como era y lo recuerdo con tristeza, pero al mismo tiempo le doy gracias a Dios por no ser la misma persona.
Mi pareja tenía un vicio que por amor a mi quitó de su vida; ese vicio era el tabaco. De siempre me ha molestado el tabaco. Un día recuerdo que llegó a casa y le di un beso. Sin saber si era verdad o no le espeté en la cara: ¿has fumado? Me juró y me perjuró que no, que hacía mucho tiempo que ya no fumaba. No me importaron sus explicaciones, para mi había fumado y basta. En mi mente lo vi claro. Había pasado. Pero la realidad es que no había pasado y era yo y mis pensamientos los que me hacían ver fantasmas sin ningún por qué.
Esa fue(hace varios años) la última vez que me he comportado así. Afortunadamente esa forma de ser la he controlado. En aquella época me sentía desdichado porque parecía que nunca iba a hacerlo, pero me puse manos a la obra y ya ha desaparecido. Los fantasmas se han ido.
Son muchas las personas que ante una escena parecida a esta se descontrolan y provocan una bronca y el argumento suele ser "que tienen un pronto imposible de controlar". La culpa suele estar en los demás, en la provocación.
Cuando nos encontremos así sin control y sintiéndonos mal, debemos aprender a ser conscientes de nuestros pensamientos. Debemos intentar cambiarlos o neutralizarlos y doy fe que con el tiempo se consigue.
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