Hay veces en la vida que le damos mucha importancia a las cosas. Cuando somos jóvenes, a veces, hacemos un mundo de cosas que cuando eres mayor te hacen sacar una sonrisa.
Si yo te pregunto sobre la ropa que llevabas puesta hace 15 años, seguramente no te acordarás. Pero si te pregunto por qué después de haber pasado tres años desde que te despidieron del trabajo aún sientes rencor. O por qué sientes odio porque te abandonó aquella persona que tanto querías después de cuatro años de noviazgo...¿Qué me contestarías?
Lo mismo que ya no te acuerdas de la ropa que llevabas puesta, puede ocurrir con lo demás. A medida que le quitas la carga afectiva, consigues mayor libertad. Es con la fuerza de tu mente que algún día lo recordarás todo como una anécdota, y habrá dejado de hacer daño.
26 de julio de 2012, 0:15
Buenas noches, es cierto, pero en cuestiones de sentimientos no desaparecen tan deprisa, como desnudarte, necesitan de un duelo, duelo que en función si has dejado o te han dejado, requiere de un tiempo...
26 de julio de 2012, 8:16
Si si claro, no están al mismo nivel. Perlo lo que he querido decir con esta entrada es que con el tiempo ves las cosas de otra manera y le das la importancia que tiene, CUando esto ocurre te sientes muy mal pero ya de adulto te ocurre, te duele y puedes aprender más rápido a dejarlo ir. Saludos
28 de julio de 2012, 11:30
Si desde luego es verdad, así también lo siento, sobre todo pienso que todo ocurre porque tiene que ocurrir. Un saludo