Felicidad Ahora

Vaya mi felicitación para todos los enamorados con esta canción de la malograda Whitney Houston y quiero que sirva también de homenaje a ella. Descansa en paz Whitney, nosotros también te queremos.

Algo que debemos aprender a dominar es el miedo. Muchas personas tienen miedo a volar, a ir al médico o a una entrevista de trabajo. Cuando comenzamos a escuchar esa voz que nos paraliza y que nos dice no puedes, no darás la talla, cuando nos entra el pánico, el doctor Puig nos da los siguientes consejos:
A) Controlar la respiración: inspiraciones lentas y una prolongada.
B) Cambiar la postura: ponernos de pie, firmes, mirada al frente, barbilla hacia adelante, hombros hacia atrás.
C) Dar un paso adelante: aunque sea un paso pequeño, será un gran paso y comprobarás que puedes seguir adelante.
Como complemento de estas acciones, haz de pensar en el color azul que tranquiliza y a la misma vez, en la palabra calma o paz.
Fuente: El Hormiguero, Antena 3.

Ya estamos en el camino hacia la felicidad. Hemos encontrado motivos para cambiar y ahora debemos hacerlo, pero podemos encontrarnos con problemas en el camino. Vamos a dejar atrás cosas que no nos daban la tranquilidad ni la felicidad pero antes de librarnos de algo, debemos planear qué será lo que ocupe su lugar si no queremos terminar peor que antes. ¿Cambiamos por nuestro interés o por los otros? Cuando uno cambia simplemente "para que vean", el cambio a la larga no es satisfactorio.

Ayer hablábamos de las cosas que podíamos hacer para cambiar a los demás, y llegamos a la conclusión de que no podíamos hacer nada. Hoy vamos a ver qué hace que una persona quiera cambiar.
El dolor. Cuando uno ha sufrido bastante  y te has dado muchas veces contra la pared, cuando física o emocionalmente has tocado fondo, llega un momento en que quieres cambiar.
El descontento. Cuando llegas a pensar que en la vida ha de haber más que esto.
La tercera y última (puede haber más) es el saber que puedes cambiar, que quieres mejorar y evolucionar positivamente.

Por más que intentemos cambiar a los demás, el hecho es que no podemos. Podemos influir y ayudar, pero si los otros dicen no, nada podemos hacer. Cada uno solo puede cambiarse a su mismo. A partir de que nosotros lo hagamos, podemos influir para que lo hagan otros, pero debemos comenzar por nosotros. Cuando alguien nos dice que debemos cambiar es posible que ya lo sepamos, pero saberlo no activa el mecanismo de motivación, a no ser que queramos firmemente hacerlo.

Qué facil es criticar, ver las cosas de los demás aumentadas. A veces pienso que estamos deshumanizados, asistimos impávidos a muchos espectáculos muy tristes y como no es con nosotros los aceptamos. Pero la cosa cambia cuando te sucede a ti, ya que parece que nunca pasa nada hasta que te pasa a ti.

Muchas veces en casa de amigos y familiares con los que tenemos confianza usamos la indirecta en vez de la directa, y me explico. Estás pasando unos días en casa de unos amigos y de repente te entran ganas de comerte una manzana, en vez de pedirle una manzana al anfitrión nos ponemos a darle vueltas a la cabeza para ver cómo hacerlo con el estilo indirecto o la indirecta: ayer estuve en el supermercado y había una fruta riquísima, peras, fresas y manzanas porque sabes, a mi me encantan las manzanas. O esta otra: oye, ¿tu sabías que a Nueva York le llaman la Gran Manzana porque es como un buen bocado a una manzana? ¡Uy, qué ricas las manzanas! Y seguramente te quedarás sin comer la dichosa manzana de tu antojo.